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UN SUEÑO QUE AYUDA A LOGRAR OTRO SUEÑO

         Giancarlo Malavasi Lachner fue un joven costarricense que a tan solo sus 8 años de edad fue sometido a una gran batalla: la lucha contra el cáncer. Este joven fue un pequeño soldadito que nunca se rindió, y con la ayuda de su religiosidad y fe logró sobrepasar muchísimos obstáculos. Después de tanto tiempo en el hospital, Giancarlo decidió que, si salía adelante, quería crear un hogar para las madres de otros luchadores, ya que él y su madre veían las condiciones sumamente difíciles por las que pasaban algunas de ellas. Familiares que venían de lo rural a lo urbano para cuidar a sus hijos/as en esta situación. Fue ahí donde despertó el interés de Giancarlo de crear un espacio en donde se le diera la atención adecuada no solamente al paciente, sino también a sus familiares.

 

          Y así fue como comenzó Giámala. Después del fallecimiento de Giancarlo, su madre, Mariechen Lachner, llevó a cabo el proyecto de vida de su hijo y lo sacó adelante. Sin embargo, no lo logró sola, ya que también obtuvo la ayuda de muchos corazones dispuestos a hacer realidad esta obra.

 

       

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

         Este proyecto se define como “una gran obra de amor de jóvenes para jóvenes con cáncer”. Giámala tiene como objetivo principal dar apoyo psicológico, emocional, social y educativo a pacientes jóvenes diagnosticados con cáncer que no tienen la red de apoyo adecuada. La directora considera que este proyecto también es “entrega, empatía, compasión, transformación y metamorfosis”.

 

         Al ser una fundación que comenzó desde cero, su principal problema fue la parte administrativa, ya que la manera de hacer ingresos en una fundación es mucho más difícil debido a que las donaciones no suelen ser constantes. Lachner afirma que “la parte de ‘fundraising’ es muy cansada y agotadora”. Sin embargo, a pesar de todos los obstáculos que se han enfrentado, ya sean administrativos o emocionales, la familia Giámala encuentra su motivación en el amor que les pueden llegar a dar a esta sociedad vulnerable.

 

         A pesar de los problemas que puede llegar a tener una fundación, la directora ha estado trabajando para lograr que Giámala sea una fundación autosostenible. Y por medio de programas como Giámala Cares y Giámala CoWorks, van encaminados a cumplir su meta.

 

       Un mensaje muy importante que nos transmite Giámala es que “un líder nunca puede perder de vista la misión que tiene”, y, en este caso, consiste en darle una vida normal y placentera a estos seres humanos y sacarles una sonrisa a lo largo de esta lucha contra el cáncer.

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